Noche crujiente. Noche de reivindicación. Noche de homilía.
Sorprendente ver anunciado que El Altar del Holocausto actuaría en Murcia. Sorprendente la nefasta sala en la que sucedió la homilía y sorprendente la puesta en escena de los salmantinos. Y dicho esto, y pensando todavía en la noche del pasado sábado, comento en unos sencillos renglones, lo que dio de sí la noche con Ceniza, Néboas y El Altar del Holocausto. De screamo y neocrust hasta post-rock y post-metal, para una noche que pintaba la mar de bien, si dichos conciertos, se hubiesen celebrado donde debiese. De un zumo de piña y otro de melocotón, a un mosh pit con la chica del tedioso bolso por los suelos. De romperse el cuello para ver algo decentemente a sacar fotos buscándose otro estilo. De expectativas altas a normales y controlables.
La primera de las bandas en salir a tocar fue el cuarteto llamado Ceniza, banda que puso actitud y canto en defensa de la naturaleza, los animales…, con su crujiente crust/punk y algo de screamo, pero que aún, noveles que son, les falta por engrasar mucho más la máquina para que todo suene de forma contundente, y que esa rabia que desprenden, tanto el cantante como sus músicos, se vea realmente plasmada sobre el escenario o a ras del suelo, en una sesión que deje al público abofeteado entero. No se tiene constancia de que todavía pisen las redes sociales, y desconozco el tiempo que tienen como formación, pero los temas que se dejaron caer: “Civilización”, “Árboles” “Pieles de metal”, “Mañana”, “Adentro”, “Hasta cuándo” y “LLenos de odio”, son más que interesantes, y, seguro, que, con su crecimiento natural -si van en serio para adelante-, sonarán rompedores en un no muchos días en el futuro.

Los siguientes en asomar a la sala Roots (planta superior del Garaje Beat Club) fue el trío llamado Néboas. Estos sí tienen Facebook y su disco se puede encontrar en Spotify y el bandcamp propio de la banda para degustarlo y saborearlo al son de sus ritmos neocrust y screamo. Néboas, fueron los encargados de poner el buen hacer de la noche, con una interesantísima descarga musical en la que se pudo ver cómo llevan su álbum, Nieblas, tocado de principio a fin y en su mismo orden, a un clímax realmente gris, triste, emocional y rabioso. Canciones como “Alephs”, de más de siete minutos, “Donde marchitan las flores”, “Nuestro último día aquí” o “Tristes guerras”, por ejemplo, demuestran que estos chicos saben muy, pero que muy bien, lo que hacen, y la noche del sábado se pudo comprobar con su directo. Tanto a nivel compositivo como elaboración de las mismas, Néboas, funcionan de maravilla, pero eso sí, me faltó más garra, dolor y contundencia dentro de una actuación que ya fue bastante notable de por sí. Destaco por encima de todo, la voz de Pedro y su actitud. ¡Fantástico! Néboas son una banda a tener muy en cuenta y no perderle la pista por nada en este planeta.

Con media hora sobre el horario estipulado, hizo aparición El Altar del Holocausto ataviados con sus mejores ropas, salmos, crucifijos, coronas de espigas y cánticos a nuestro todo poderoso dios de la tierra, el cielo y lo que ustedes deseen. El trío salmantino fue el encargado de poner el espectáculo visual con una puesta en escena que difícilmente se puede ignorar u olvidar. Musicalmente, que es realmente lo que interesa, se desenvolvieron de manera notable, ofreciéndole al espectador un buen abanico de momentos en los que cerrar los ojos y sentir, como otros, donde tenerlos abiertos y percibir. Su mezcla de post-rock, post-metal y momentos de instrumentalización experimental y ambiental, fueron muy bien acogidos por la mayor parte de los allí reunidos (de setenta para arriba, creo yo), donde cortes como “Again I say to you, it is easier for a camel to go through the eye of a needle, than for a rich man to enter the kingdom of God”, “Ego sum via veritas et vita”, “Lucas I 26-38”, “El Que Es Bueno, Es Libre Aún Cuando Sea Esclavo; El Que Es Malo, Es Esclavo Aunque Sea Rey” o “Crvcis”, bastaron para darse cuenta, de que estos chicos, son unos grandes músicos y supieron -y pudieron- poner la nota más positiva en cuanto a sonido y espectáculo.

Fotos por David López