Arrastrando un mono de concierto equiparable a la de una madre con su hijo recién nacido (también más que un yonki a su dosis diaria, o la de otros con obtener vidas para el jodido Candy Crush), me fui el sábado para la capital murciana con intenciones de saciar tal hambre. El sábado noche, en la Sala 12 &medio, por fin pude vencer esa agonía por ver alguna banda (siempre buscando algo de mis gustos) sobre un escenario y poder evadirme de todo bailando (cuidando mis cervicales y lumbalgia) al son de los ritmos y melodías que las tres bandas: Ished, Jardín de la croix y Obsidian Kingdom, nos proporcionaron. Dos horas y cuarenta minutos en total aproximadamente de rock y metal progresivo, post-black metal, post-rock… que los asistentes (en una sala bastante llena) pudimos disfrutar.
Los primeros en saltar al escenario fueron los murcianos Ished, que con media hora aproximada de set, estuvieron presentando lo que será su nuevo disco (en breve saldrá a la venta) y con los que pudimos entrar en calor gracias a sus dulces, suaves y progresivas notas, que por momentos crecían en dureza e intensidad, pero siempre guardando con un cuidado excelso todo lo que hacían. Guitarrista y cantante y teclista y cantante también, llevaban esa parte más delicada de una música progresiva y en progresión con sus armoniosas voces. El resto de la banda, se hacía eco y desempolvaban muy eficazmente sus instrumentos correspondientes.
A continuación saltaron a la palestra los madrileños Jardín de la croix. Había leído cosas verdaderamente buenas sobre sus directos. Tenía escuchado que sobre un escenario eran -o son- de lo mejorcito de la escena española en cuanto a rock progresivo, math rock… se refiere. Había muchas ganas, por parte mía, la verdad, de constatar esto. Y bueno, no defraudaron para nada y demostraron exactamente lo que se habla y escribe sobre ellos. Electricidad desbordante, contundencia y éxtasis gracias a dos guitarras, un bajo y una batería tocadas y tocados respectivamente, de forma magistral y sin respiro alguno para dar lugar a la duda. Sí he decir, que en su tramo central del concierto entraron en una espiral sonora semejante a un bucle, de la que finalmente pudieron salir y darnos un final de concierto más que bueno y sorprendente.
Los últimos en salir a tocar fueron los barceloneses Obsidian Kingdom, que están girando por varias ciudades españolas presentando su primer y exitoso LP, Mantis, y que se dejaron caer por tierras murcianas para demostrar que no es ningún bulo lo que que contiene su material, y como se las gastan sobre un escenario. 45 minutos de directo que a todo presente allí, en mayor o menor medida, dejaron con buen sabor de boca (personalmente me pareció corto) y una sonrisa en sus rostros. Ayudándose de una pantalla donde se proyectaban en blanco y negro imágenes y frases que hacían más grande aún la puesta en escena de estos, empezaron un set envolviéndonos a todos en un mar de sonidos provenientes de un magnífico teclista y unos pedales, que no veáis la de cosas que se pueden hacer con esos aparatos. Su descarga se combinó entre lances post-rockeros y momentos más duros post-metaleros donde la banda y el público lo dieron todo. Buenos de esos momentos más duros son los que a uno despertaron más interés, pero hubiera deseado más para poder terminar de sacarle el jugo a una banda que todavía no termina de entrarme.
En un resumen rápido y voraz, decir que la velada fue disfrutable, llena de descargas decibélicas y gran ambiente de principio a fin.